Aunque durante los 3 años siguientes a la identificación de la leptina se pensó que sólo se producía en el tejido adiposo, mediante estudios realizados tanto in vivo como in vitro,se ha comprobado que tiene diversos orígenes. Esta hormona es secretada a la sangre principalmente por el tejido adiposo blanco y en menor medida por el tejido adiposo marrón, el estómago y las células estelares del hígado. También es sintetizada tanto por las células trofoblásticas placentarias como por las del amnios y es secretada a la circulación materna, por lo que su concentración en el plasma se eleva durante el embarazo normal, sobre todo en el segundo y tercer trimestres y, en condiciones anormales que involucran a estas células como la mola hidatiforme y el coriocarcinoma; además es probable que también se exprese en el cerebro.
Sus Efectos:
Mientras que estos efectos a corto plazo sobre el apetito no suponen un problema, son los efectos de la leptina sobre el apetito a largo a plazo los que son verdaderamente importantes. La leptina se produce en las células de grasa (adipocitos), y esta producción se estimula en las células grasas cuando estas se expanden. Cuanta más grasa estén acumulando las células grasas, más leptina van a producir. Una vez producida, la leptina se introduce en la sangre y llega hasta el cerebro donde actúa sobre el hipotálamo y otras zonas del cerebro. Estimula al hipotálamo para producir una variedad de otros péptidos (mensajeros protéicos) que se distribuyen por todo el cuerpo y reducen el hambre a nivel neurológico. En otras palabras, cuando cargas con un exceso de grasa, tus niveles de hambre crónica son bajos. Pero cuando pierdes grasa y la producción de leptina se reduce, se dejan sentir los efectos del hambre crónica.
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